Hay personas a las que les gusta cantar, otras a quienes la música es su razón de ser y algunas más a quienes les apasiona la danza, el teatro, el video, la escultura, el performance, la pintura o mil y un formas de dar cauce a sus necesidades de expresarse.
En lo particular, yo me valgo de las palabras como herramienta, como alimento, como distracción y como vocación creativa, porque son ellas las que completan el cúmulo de significados que pueden darle sentido cabal a mi existencia.
El hecho de hilar un enjambre más o menos coherente, acomodando en su justo peso a cada una de las letras, a cada término de un aliento específico, -irrepetible quizás- es, en resolución, una forma de hacerme patente ante el mundo y sus múltiples distractores soporíferos.
Me gusta escribir como consecuencia de mi placer por la lectura; aunque a veces me sucede al contrario, y luego de esbozar algunas líneas en desatino, vuelvo a la tranquilidad aparente al refugiarme en las páginas de un libro abierto.
Usualmente hay una cosa en mi mente: las relaciones. Mi habilidad para crear y mantener relaciones significativas es una parte integral de mi felicidad o la ausencia de ésta. Ya sea que trate con personas de un negocio, con amistades, familiares o a nivel romántico, concedo siempre un gran valor a desarrollar relaciones de calidad y asegurarme de que están mejorando.
Nací en el antigua Tenochtitlan; lo que ahora se considera la ciudad más caótica del orbe, en un barrio de la capital mexicana pero allá por el año de 1979. De carrera periodista; escritor por vocación. Aunque mis primeros pasos dentro de la literatura iniciaron a principios del tercer milenio, aún no ha he publicado formalmente en ninguna editorial seria.
En 2001 concursé con varios cuentos en la convocatoria “Punto de partida”, organizada por la UNAM. Obtuve mención honorífica en el 8° encuentro de poetas en la Facultad de Filosofía y Letras en C. U. A partir del 2002 fui colaborador de la revista cultural Erotana, y actualmente participo en la gaceta cultural Los hijos del Alebrije, editada por Eddy Salgado en la ciudad de Pachuca. He publicado en pequeñas ediciones el poemario “Excitación purificante”, 2003, y las prosas poéticas, “Tributo a la soledad”, 2006.
Participo constantemente en grupos literarios de Internet como Ficticia o Escribe ya. Mis influencias poéticas y literarias resultan innegables: Alfonso Reyes, Octavio Paz, Arreola, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Borges, Julio Cortázar, García Márquez, Ernesto Sábato, Vargas Llosa, Neruda, Mario Benedetti y Fernando Pessoa. Soy fundador del colectivo artístico “Los Tlacuilos”, en la primer Escuela de Artes de Tizayuca llamada “El Tlacuilo”, que en voz nahuatl significa el que pinta escribiendo o el que escribe pintando.
Actualmente, retirado del ajetreo de la existencia urbana, vivo en lo que se le conoce como la puerta de entrada al estado de Hidalgo. En el Pedregal, donde recreo mi afición a la jardinería, al ajedrez, la pintura y la música electrónica.
En Internet circulan mis blog’s “Vladimir y Lilí”, “Océano de poesía”, “Comenta y Documenta”, “Dramas, amores y dilemas”, “Landruladas y algo más”, entre otros, a los que les dedico mi tiempo de ocio personal.